Este juego lo encontró Mari Jose en un libro. Lo probamos hoy con los Tinys del Mayco y con los de Tegueste y funcionó genial.
Se elige a uno de los alumnos que deberá pensar un sitio de la clase, donde esconder su imaginación, (al ser imaginario puede esconderse en el ojo de un compañero, en el techo, o en dibujos que hagamos en la pizarra).
Los demás compañeros han de preguntarle cosas... hasta averiguar dónde se esconde.
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